[Entrevista] El derecho de las mujeres al aborto - Con Carlos Bedoya y Fátima Valdivia

Entrevista el derecho de las mujeres al aborto

Fátima Valdivia, parte de la Colectiva por la Libre Información para las Mujeres (CLIM), es entrevistada por Carlos Bedoya en Nuestra América TV.

A pesar de los cientos de miles de abortos que las mujeres se hacen anualmente en América Latina por la razón que fuera (violación, razones económicas o terapeúticas, proyecto de vida, etc.), la nuestra es una de las regiones con mayores restricciones para la despenalización del aborto y ni que se diga para que éste se convierta en una política pública de salud.

El Perú es un caso mayúsculo en ese contexto con 300 mil abortos al año aproximadamente. Basta decir que en el único caso en que se permite legalmente: el aborto por riesgo en la salud o la vida de la madre, conocido como aborto terapéutico, se niega muchas veces a las mujeres este derecho en los hospitales públicos, o se demora la autorización hasta que se venzan los plazos para un aborto seguro y no traumático. Incluso cuando se les autoriza la interrupción del embarazo se hace estigmatizándolas y señalándolas.

Sin duda, esto impacta en las mujeres más pobres, pues las que cuentan con más recursos pueden hacer uso de las clínicas privadas, sin exponerse a abortos clandestinos, auto abortos mal hechos o practicados por personas sin escrúpulos que en el peor de los casos termina con la muerte de las mujeres.

Pero ni por eso, las campañas de los sectores más conservadores, muchas veces de las iglesias cristianas más radicales, comprenden que lo que se pide es que las mujeres puedan decidir si quieren ser madres o no. Aquellas que tengan creencias contrarias al aborto tienen toda la libertad de no hacerlo. No se trata de obligar a nadie, se trata de respetar la decisión de las mujeres sobre su propio cuerpo.

Y no vengan con cuentos. Porque una de las características del aborto, que ha estado presente en todas las culturas desde los orígenes de la humanidad, es que si bien ha presentado un rechazo generalizado, al mismo tiempo goza de una tolerancia también bastante extendida, hasta en las familias más conservadoras cuando por ejemplo se desconoce al padre o no se puede decir quién es.

Lo triste, es que los conservadores se han apropiado de la palabra “vida” y al control que quieren perpetuar sobre las mujeres le han bautizado de “pro vida”, cómo si quienes no están de acuerdo a que el aborto siga penalizado, fueran activistas de la muerte. Este juego maniqueo no resiste análisis alguno, ya que quienes se oponen al aborto legal, seguro y gratuito son en realidad quienes están propiciando la muerte de mujeres por abortos clandestinos.

Ante eso, muchas mujeres se han organizado para construir espacios seguros para la realización de un aborto.

Por ello y para entenderlo como un derecho de las mujeres, hemos conversado con Fátima Valdivia quien es una de las integrantes de la línea aborto seguro que ha ayudado a muchas mujeres en el Perú.

Fátima es antropóloga, feminista y abortera que no pone todas sus expectativas en el Estado, sino que actúa colectivamente en la propia agencia de las mujeres a la hora de decidir sobre sus cuerpos.

[Entrevista] El derecho de las mujeres al aborto - Con Carlos Bedoya y Fátima Valdivia

Entrevista el derecho de las mujeres al aborto

Fátima Valdivia, parte de la Colectiva por la Libre Información para las Mujeres (CLIM), es entrevistada por Carlos Bedoya en Nuestra América TV.

A pesar de los cientos de miles de abortos que las mujeres se hacen anualmente en América Latina por la razón que fuera (violación, razones económicas o terapeúticas, proyecto de vida, etc.), la nuestra es una de las regiones con mayores restricciones para la despenalización del aborto y ni que se diga para que éste se convierta en una política pública de salud.

El Perú es un caso mayúsculo en ese contexto con 300 mil abortos al año aproximadamente. Basta decir que en el único caso en que se permite legalmente: el aborto por riesgo en la salud o la vida de la madre, conocido como aborto terapéutico, se niega muchas veces a las mujeres este derecho en los hospitales públicos, o se demora la autorización hasta que se venzan los plazos para un aborto seguro y no traumático. Incluso cuando se les autoriza la interrupción del embarazo se hace estigmatizándolas y señalándolas.

Sin duda, esto impacta en las mujeres más pobres, pues las que cuentan con más recursos pueden hacer uso de las clínicas privadas, sin exponerse a abortos clandestinos, auto abortos mal hechos o practicados por personas sin escrúpulos que en el peor de los casos termina con la muerte de las mujeres.

Pero ni por eso, las campañas de los sectores más conservadores, muchas veces de las iglesias cristianas más radicales, comprenden que lo que se pide es que las mujeres puedan decidir si quieren ser madres o no. Aquellas que tengan creencias contrarias al aborto tienen toda la libertad de no hacerlo. No se trata de obligar a nadie, se trata de respetar la decisión de las mujeres sobre su propio cuerpo.

Y no vengan con cuentos. Porque una de las características del aborto, que ha estado presente en todas las culturas desde los orígenes de la humanidad, es que si bien ha presentado un rechazo generalizado, al mismo tiempo goza de una tolerancia también bastante extendida, hasta en las familias más conservadoras cuando por ejemplo se desconoce al padre o no se puede decir quién es.

Lo triste, es que los conservadores se han apropiado de la palabra “vida” y al control que quieren perpetuar sobre las mujeres le han bautizado de “pro vida”, cómo si quienes no están de acuerdo a que el aborto siga penalizado, fueran activistas de la muerte. Este juego maniqueo no resiste análisis alguno, ya que quienes se oponen al aborto legal, seguro y gratuito son en realidad quienes están propiciando la muerte de mujeres por abortos clandestinos.

Ante eso, muchas mujeres se han organizado para construir espacios seguros para la realización de un aborto.

Por ello y para entenderlo como un derecho de las mujeres, hemos conversado con Fátima Valdivia quien es una de las integrantes de la línea aborto seguro que ha ayudado a muchas mujeres en el Perú.

Fátima es antropóloga, feminista y abortera que no pone todas sus expectativas en el Estado, sino que actúa colectivamente en la propia agencia de las mujeres a la hora de decidir sobre sus cuerpos.

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